Siempre hablamos del sacrificio que supone ser bailarín: acatar los horarios como si fuera un trabajo dejando de lado otras cosas, el esfuerzo físico siempre superando el límite, la concentración… y todas estas cosas las asumimos y disfrutamos porque el ballet es nuestra pasión y la recompensa es mayor, pero ¿y si no queremos más que disfrutar de bailar sin excesos?
Se ve con normalidad que alguien se apunte a una disciplina deportiva sin tener intención de competir para “mantenerse en forma”, o “distraerse”, pero ¿y si queremos apuntarnos a clases de ballet?
A cualquier edad.
No hay edad límite para empezar a bailar, aunque hay que saber en qué estado estamos y realizar la actividad conforme a nuestra edad y forma física (por eso pediremos ayuda a los profesores de la academia a la que vayamos). Quizás queremos empezar haciendo bailes latinos, pero si tenemos un estilo de vida sedentario quizás deberíamos empezar con algo más suave porque si vemos que no podemos aguantar las primeras clases nos desmotivaremos y lo dejaremos.
Cualquier estilo.
Hay academias que ofrecen muchos estilos de baile: latinos, danza oriental, español, clásico, jazz, contemporáneo, bailes de salón,… puedes elegir el que más te guste, y el que más te convenga. Quizás quieres ganar elasticidad, perder peso, tener más agilidad, más coordinación… y en mayor o menor medida no importa qué estilo elijas pero hay modalidades que potencian más algo que otras.
Mejora tu salud mientras te diviertes. Beneficios.
Si hay gente que se apunta a clases de Yoga sin querer llegar a ser Buda, a clases de Kung Fu sin pretender ser Bruce Lee, a clases de Fitness sin querer ser como Arnold Schwarzenegger ¿por qué no vamos a bailar simplemente porque nos gusta, y porque además es bueno para nuestra salud?
Porque te hace más fuerte: al bailar repitiendo una y otra vez movimientos fortaleces los músculos de esa zona ¡casi sin darte cuenta! Y modalidades como la danza oriental actúa sobre grupos de músculos internos que te alivian los dolores menstruales y del parto. Pero también fortalece los huesos y articulaciones sin forzarlos, previene la atritis y la osteosporosis.
Porque te hace más resistente: el baile es un ejercicio aeróbico, como correr, nadar… te ayudará a bajar peso y a tener un corazón más saludable.
Porque te hace más flexible: a parte de las sesiones de estiramientos antes y después del baile, al bailar también ejercitas la flexibilidad que es vital para que tus músculos y articulaciones estén sanos.
Porque es un ejercicio completo: algunos deportes tienen que complementarse con otros para evitar lesiones y desarrollar sólo algunas cosas (¿os imagináis un tenista que sólo ejercitase el brazo con el que juega?), pero el baile es tan variado que realmente es un ejercicio completo.
Porque te ayuda a estar bien y a tener mejor autoestima: además bailar es un ejercicio social, te ayudará a centrarte en las cosas buenas que tiene tu cuerpo y mejora tu autoestima cuando veas los beneficios que te aporta.
Consciente de tus límites, fija tu meta poco a poco.
Cuando vemos cómo se pueden estirar algunas bailarinas, o las perfectas acrobacias que hacen, o algunos movimientos que nos hacen pensar “si yo hago eso me rompo” y es posible que pudiera pasar… hoy.
Hay dos razones por las que no debemos fijarnos en lo que hacen los demás:
Primera que la chica que estira hasta doblarse sobre sí misma o es capaz de hacer un grand jeté perfecto no nació sabiendo hacerlo, pero con paciencia y constancia puedes llegar a límites que ni tú misma sabías que podías cruzar.
Y segunda porque hay movimientos que son propios de profesionales, ellos hacen que parezca fácil y cuando lo intentamos nos frustramos pero ¿no estamos bailando para pasarlo bien? Para ellos es su trabajo, piensa que si bailaras ocho horas al día también llegarías a hacer lo que hacen ellos, es tu opción.
Es importante no frustrarse y conservar la motivación, la diversión y la pasión.